jueves, 5 de marzo de 2009

Un día en el infierno (Parte Uno)

La noche anterior dormí como tronco. Había hecho la portada del periódico por dos días seguidos y estaba ya muy canzado y listo para comenzar el viaje. Ese día en la mañana me levante mas o menos temprano para preparar la maleta y ajustar los últimos detalles.

Salí a las 4 de la tarde de Morelia en compañía de Rebelión en la Granja de George Orwell, libro que Lalo (o El cocho como todos le conocemos en le periódico) me había prestado. Quería leerlo todo en el transcurso México-Observatorio pero un tal Nacho Libre se interpuso en el camino. Al ser película de director de Napoleón Dynamite intente darle una oportunidad antes de seguir leyendo las aventuras de el Cerdo Mayor y el borrachín Jones pero no se si el cansancio o la costumbre de dormirme en los camiones me ganó y a las 20 minutos de comenzada la película ya estaba rondando por el segundo sueño.

Desperté un rato después solo para ver el final de la película y así regresar de nuevo a mi lectura. Leí la mayor parte del camino hasta llegar a la terminal de Observatorio. Al ser ya tarde, cerca de las 8 de la noche, y hora pico en la ciudad de México, decidí no arriesgarme y deleitarme con lo delirante que puede ser un paseo en taxi en esta metrópoli, en lugar de recibir el golpe con olor a ser humano que se despide cuando se abren las puertas del metro.

Como ya todos lo sabemos, la hora pico en México (y me refiero ya al país en general, no solo la capital) puede ser el mayor enemigo de Cronos y convertir un recorrido de 15 minutos, en una hora y media o dos. Por suerte tenia el tiempo indicado y llegue al Aeropuerto Benito Juárez justo a tiempo para hacer mi check in en las largas filas de la aerolíneas LAN.

Otros 60 minutos pasaron antes de que me pudiera dirigir hacia la puerta de abordaje numero 16 de le Terminal 2, veinte minutos antes de la partida del avión. Tenia mis dos tickets de vuelo, uno México-Lima, el otro Lima-Quito, de los dos, yo solo pensaba utilizar el primero. El boleto es revisado por la señorita de embarque y al parecer todo esta en orden.

Ya caminando por el puente que conecta la estructura del aeropuerto con el avión mismo, recuerdo que mi mochila fue registrada para viajar hasta Quito y yo tenia que quedarme en Lima, Perú. Regreso con la señorita que segundo antes había checado mi boleto de abordaje y le pregunto sobre mi dilema.

- Pero señor ¿ Usted tiene Visa para el Perú?

El infierno comienza...

1 comentario:

Anónimo dijo...

rubi nos dejaste intrigados!!!!! ya escribi el siguiente!!!!


este fin de semana saldremos a uruapan!
te queremos mucho!
eso nunca lo olvides!!!!


tu diversión empieza!! tal vez ya paso lo peor!!!!


cuidate!!!
lov iu!